A nivel mundial, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares (ACV) son la principal causa de muerte en las mujeres. En Argentina, se estima que 1 de cada 3 mujeres sufrirá un infarto o un ACV a lo largo de su vida y que por cada mujer que fallezca de cáncer, 8 lo harán por causas cardiovasculares. Sin embargo, existe la falsa creencia de que esta enfermedad es más común en la población masculina.
Parte de esta desinformación se relaciona con que, durante años, las mujeres han sido invisibles para la medicina, siendo mucho menos estudiadas que los hombres. Esto produjo que durante mucho tiempo, se considerara al corazón enfermo un problema casi exclusivo del sexo masculino.
Este error se perpetúa en la actualidad, afectando no solo a las pacientes (que no se hacen los controles correspondientes o retrasan las consultas por desinformación), sino también a los profesionales (que realizan menos cateterismos, colocan menos stents e indican menos cirugías de by pass en las mujeres que en los hombres).
La falta de información en las mujeres hace que no siempre sean capaces de reconocer las señales de un infarto. En ocasiones, confunden los síntomas (como falta de aire, dolor u opresión en el pecho) con ansiedad o angustia, los subestiman o tardan hasta 20 minutos más en llamar a la ambulancia, empeorando su gravedad y provocando mayor mortalidad.
Esto demuestra una falla en la prevención cardiovascular que solo podrá ser subsanada educando a mujeres y profesionales de la salud por igual. Tal como sucede con los varones, las mujeres deben llevar un control asiduo de su presión arterial y realizar un chequeo con el cardiólogo cada año a partir de los 35 años.