Las actividades deportivas son una causa
común de conmoción cerebral, una forma de lesión cerebral traumática, por lo
general transitoria y reversible, que afecta el normal funcionamiento del
cerebro. Suele producirse luego de que el cerebro se mueve dentro del cráneo
como resultado de un golpe en la cabeza o el cuerpo.
Aunque se trata de una lesión leve, no debe
subestimarse su riesgo a mediano y largo plazo, en especial cuando se trata de
conmociones cerebrales reiteradas, ya que un regreso anticipado a la
competencia podría resultar perjudicial.
Podemos dividir a los síntomas de una
conmoción cerebral en 3 categorías:
·
Físicos: entre ellos se
destacan: dolor de cabeza, dolor cervical, náuseas, vómitos, problemas de
equilibrio, vértigo, trastornos visuales, fatiga, sensibilidad a la luz o al
sonido y/o adormecimiento de una parte del cuerpo.
·
Cognitivos: aquí podemos ubicar
síntomas como sensación de aturdimiento, dificultad para concentrarse y
problemas de memoria, respuesta lenta a preguntas y/o repetición de preguntas.
·
Emocionales: en esta categoría se
encuentran síntomas como irritabilidad, tristeza o nerviosismo.
En ocasiones, el diagnóstico de una
conmoción cerebral puede resultar dificultoso debido a que los síntomas y
signos clínicos pueden cambiar rápidamente y no existe una prueba confiable que
permita un diagnóstico objetivo. Por este motivo, se aconseja que en el caso de
conmociones ocurridas durante la práctica de deportes de contacto, se retire
del campo de juego a cualquier jugador que haya padecido un golpe, incluso
cuando el diagnóstico no haya sido confirmado con certeza.
Posteriormente, se recomienda un período
agudo de descanso breve, de entre 24 a 48 horas sin ningún tipo de ejercicio
físico, para lograr la recuperación de las funciones neurológicas motoras y
cognitivas. Pasado este tiempo, y siempre y cuando el paciente no muestre
síntomas, se lo puede alentar a retomar sus actividades de forma gradual, con
una evaluación de profesionales multidisciplinarios que implementen un aumento
gradual y progresivo de las demandas físicas, las actividades específicas del
deporte y el riesgo de contacto.