Los cambios bruscos de temperatura que
suelen darse durante la primavera pueden favorecer la aparición de infecciones
respiratorias como la bronquitis aguda y la neumonía, además de aumentar la
presencia de los procesos asmáticos.
Estas infecciones con frecuencia
descompensan a los pacientes con patologías cardiovasculares y pueden propiciar
eventos de insuficiencia cardíaca. Para prevenir estos episodios, los
especialistas recomiendan que las personas con enfermedades cardíacas se
vacunen todos los años contra la gripe y la neumonía por neumococo.
Por otro lado, el polen y otros alérgenos
habituales de la primavera pueden desencadenar síntomas de alergia que
predisponen a los pacientes con problemas cardiovasculares a padecer
insuficiencias cardíacas. Para contrarrestar estos sucesos, los médicos pueden
prescribir antihistamínicos de venta libre.
En los casos de alergias más graves, el
profesional podría recetar tratamientos con corticoides. Esta clase de
medicamentos provoca retención de agua y sal, por lo que los pacientes deben
extremar los cuidados de su tensión arterial y estar atentos a posibles
agravamientos de sus molestias cardíacas.
Otros casos que pueden aumentar durante
esta estación del año son las consultas al cardiólogo por pericarditis aguda
(la inflamación de la membrana que rodea al corazón). Si bien se trata de un
cuadro benigno que puede tratarse con antiinflamatorios, esta afección causa
dolor en el pecho y puede confundirse con una angina de pecho o un infarto.