De acuerdo a datos del Ministerio de Salud de la Nación, en nuestro país nacen por año alrededor de 7 mil niños y niñas con algún tipo de patología en la estructura y el funcionamiento del corazón como resultado de una malformación. La mitad de estos niños requerirá cirugía durante su primer año de vida, lo que vuelve a esta afección la causa más común de muerte en menores de 1 año.
Se las denomina congénitas porque ya están presentes al momento de nacer y, si bien no se conoce con certeza su causa, sí se sabe que existe cierta predisposición a que aparezcan cuando hay antecedentes familiares. Además, pueden ser ocasionadas por otras alteraciones durante el desarrollo del corazón del bebé, como que la madre padezca diabetes, que reciba alguna medicación que pueda afectar al feto, o que haya tenido alguna infección (en especial durante el primer trimestre de embarazo).
Las cardiopatías congénitas contribuyen a debilitar el sistema cardiopulmonar de los bebés, exponiéndolos a contraer infecciones respiratorias producidas por virus como el de la influenza o el neumococo, que se manifiestan a través de enfermedades como neumonía o bronquiolitis. Esto provoca que los niños con problemas cardíacos requieran más internaciones que otros chicos de su edad.
Los profesionales destacan la importancia del diagnóstico precoz, que mejora notablemente el pronóstico de vida de los niños. De hecho, se calcula que si son diagnosticadas de forma rápida mediante una ecografía cardíaca antes del nacimiento, estas patologías pueden ser tratadas con un porcentaje de éxito de hasta el 90%.