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Dietas bajas en grasas: ¿Podrían aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares en hombres?

De acuerdo a un reciente estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Worcester, en el Reino Unido, las dietas bajas en grasas disminuyen considerablemente los niveles de testosterona en los hombres, lo que puede aumentar el riesgo de padecer problemas de salud como enfermedades cardíacas, diabetes y la enfermedad de Alzheimer. 

A través de un ensayo que contó con la colaboración de más de 200 hombres con una edad promedio de 46 años, y que fue publicado en la revista científica Science Direct, los expertos pudieron observar que las dietas bajas en grasas reducían los niveles de testosterona en un promedio del 10 al 15 por ciento. La disminución fue aun mayor (de hasta un 26%) en aquellos hombres que llevaban dietas vegetarianas bajas en grasas. 

La testosterona es la hormona sexual masculina y se produce principalmente en los testículos, pero también en las glándulas suprarrenales, que están cerca de los riñones. Los niveles de testosterona, cuyo rango normal se encuentra entre los 300 y los 1000 nanogramos por decilitro de sangre (ng/dL), son claves para el rendimiento deportivo, la salud mental y la salud sexual de los hombres.

Para el experimento, los voluntarios se sometieron a una dieta alta en grasas, que consistía en un 40% de grasa, para luego cambiar a una dieta baja en grasas (20% de grasa). Esto permitió a los expertos calcular la disminución de testosterona como porcentaje. Finalmente, los autores vincularon sus resultados a estudios similares realizados en humanos y ratones, y determinaron que una ingesta elevada de grasas monoinsaturadas y, en menor medida, de grasas saturadas, contribuye a aumentar la producción de testosterona.

Cabe destacar que, aunque la grasa es un componente esencial de una dieta saludable y equilibrada, los expertos generalmente desaconsejan la ingesta excesiva de grasas saturadas (presente sobre todo en carnes grasas y productos de pastelería). En cambio, las grasas monoinsaturadas (encontradas en alimentos como las paltas, los frutos secos o el aceite de oliva) disminuyen el riesgo de padecer enfermedad cardíaca, por lo que aumentar su consumo es una forma segura de incrementar los niveles de testosterona.