Cada año tienen lugar en Argentina entre 40 y 60 mil accidentes cerebrovasculares (ACV) y se estima que cerca de 340 mil personas conviven con secuelas asociadas a esta enfermedad. Estas secuelas dependerán, entre otras cosas, del tiempo transcurrido entre el episodio y el momento en que el paciente reciba la atención médica necesaria.
Por eso es importante aprender a reconocer los síntomas del ACV, lo que podemos hacer a través de la “Regla de las 5 C”:
Cabeza: dolor muy intenso y repentino que no se va con analgésicos comunes.
Cuerpo: debilidad, adormecimiento o parálisis de un lado del rostro, una de las piernas o uno de los brazos.
Caminata: alteración súbita del equilibrio para caminar.
Ceguera: pérdida repentina de la visión o visión doble.
Confusión: dificultades para hablar o entender.
En caso de detectar alguna de estas señales, se debe acostar a la persona de lado y llamar inmediatamente al servicio de emergencias, asegurándose de recordar la hora de inicio de los síntomas para informarla a los profesionales. Muy importante: no se debe esperar a que los síntomas mejoren, ya que el impacto del ACV y la capacidad del paciente de rehabilitarse dependerán en gran medida de la velocidad con que reciba atención médica.
Por último, es importante destacar que el 90% de los ACV pueden prevenirse a través de hábitos saludables que contribuyan a disminuir los factores de riesgo. ¿Cuáles? Controlar la presión arterial de forma periódica, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, abandonar el cigarrillo, llevar una dieta equilibrada y realizar ejercicio al menos 3 veces por semana.