De acuerdo a datos provistos por el
Ministerio de Salud de la Nación, más de 18 mil personas fallecen cada año en
la Argentina a causa de un Ataque Cerebro Vascular (ACV). Además, esta afección
es la primera razón de discapacidad y la segunda de muerte en nuestro país. De
hecho, se estima que 1 de cada 4 personas adultas podría padecer un ACV, y que
más de un 30% de los sobrevivientes sufrirá una discapacidad permanente como
consecuencia.
Por suerte, controlar los factores de riesgo puede llegar a reducir hasta un 80% las chances de tener un ACV. Las claves para lograrlo son las siguientes:
● Realizar actividad física: de acuerdo a un estudio publicado por la revista especializada Stroke and Vascular Neurology, la práctica de ejercicio de forma sostenida y regular aumenta la aptitud cardiorrespiratoria y puede contribuir a reducir hasta un 68% el riesgo de padecer un ataque cerebro vascular.
● Controlar el colesterol: el colesterol alto es uno de los principales factores de riesgo del ACV, dado que esta sustancia se acumula en las arterias y puede producir un bloqueo que desencadena el ataque. Para mantenerlo bajo control se debe limitar el consumo de grasas saturadas, aumentar el consumo de fibra y sostener un peso saludable.
● Adoptar una dieta balanceada: una adecuada nutrición no solo reduce significativamente los riesgos sino que es clave para proteger la salud cerebral. Se recomienda incorporar abundantes frutas, vegetales frescos y legumbres; limitar el consumo de alimentos procesados, fritos y altos en sodio; y consumir proteínas magras, como pollo y pescado.
● Evitar el tabaco: las toxinas presentes en el tabaco inciden de forma directa sobre la salud arterial deteriorando y endureciendo las arterias, y aumentando así el riesgo de formación de coágulos sanguíneos, enfermedades coronarias y aneurismas.
● Mantener un peso saludable: los pacientes con sobrepeso y obesidad pertenecen a uno de los principales grupos de riesgo de esta grave enfermedad, ya que la acumulación de grasa, sobre todo en la zona de la cintura, afecta la circulación de la sangre y eleva el riesgo de formación de coágulos y daños arteriales.
Adoptando estos hábitos no solo reduciremos
las chances de padecer un ataque cerebro vascular, sino que contribuiremos a
llevar una vida mucho más saludable.