Se
estima que en Sudamérica, la incidencia de los tumores cerebrales es de 2,4 por
cada 100 mil hombres y de 1,9 por cada 100 mil mujeres. Por suerte, en la
actualidad su detección se ve facilitada por la aparición de las tecnologías de
imagen como la tomografía computada (TC) y la resonancia magnética (RM).
Estos tumores, tal como sucede con los del resto del organismo, aparecen como consecuencia de una alteración en los mecanismos que regulan la división celular. Según su origen, pueden clasificarse en primarios (iniciados en el tejido cerebral) y metastásicos (que se originan en otro órgano y se diseminan hasta el cerebro).
Los
síntomas pueden incluir desde dolores de cabeza, cambios de carácter y
sensación de vértigo, hasta crisis epilépticas o dificultad progresiva para
manipular objetos, hablar o caminar.
En
cuanto al diagnóstico, el profesional médico debe realizar una exhaustiva
historia clínica acompañada de una exploración neurológica completa, para luego
llevar a cabo estudios de imágenes (principalmente una resonancia magnética
craneal) que permitan confirmar o descartar la presencia de un tumor. En
aquellos casos en los que se sospeche de un origen metastásico, también se
deberá realizar un estudio completo del resto del organismo para localizar el
punto de origen.
Las
opciones de tratamiento dependerán del tipo de tumor, su tamaño, su velocidad
de crecimiento y el estado general de cada paciente. Por lo general, la primera recomendación es recurrir a la cirugía (según el riesgo del tumor) para reducir la presión intracraneal de
forma rápida. Y en este sentido, el manejo pre operatorio de los pacientes con tumores
cerebrales es un reto para el neurocirujano y todo el equipo quirúrgico. El
médico debe considerar factores como el tipo de tumor, la extensión de la
enfermedad, el tratamiento recibido, la presencia de uno
o más trastornos (o enfermedades) además de la enfermedad o trastorno primario y el pronóstico de la patología.
La ejecución correcta de todos los aspectos implicados en el manejo pre
quirúrgico en pacientes con tumores intracraneales contribuirá a prolongar la
vida y a mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Más
tarde, se puede recurrir a la radioterapia, la quimioterapia, al uso de agentes
biológicos dirigidos o a una combinación de todos estos métodos.